ORGANIZACIÓN EN LOS ESTUDIOS.

 

TÉCNICAS PARA ORGANIZARTE EN LOS ESTUDIOS EN UNOS SENCILLOS PASOS.


1. Realización de un calendario.

Es muy buena idea organizarse con un calendario, ya que en cada día te puedes poner en un color los exámenes que tienes que realizar, en otro color los días que necesitas para ponerte a estudiar, para ir poniendo que día deberías empezar para que todo vaya como planeas.

Ejemplo.

2. Crear una rutina de estudio.

Una vez puestos a ello, es muy importante establecer una rutina de estudio, preferiblemente diaria. Cada uno tiene sus propios biorritmos y, por lo tanto, hay personas más productivas por la mañana mientras que otras lo son hacia la tarde o, incluso, por la noche.

Sea el momento en el que uno sea más productivo, se debe intentar estudiar cada día a partir de la misma hora; así se acostumbra al cuerpo a ponerse manos a la obra cada día.

Como cualquier hábito, el estudiar es una cuestión de llevarlo a cabo hasta que se automatiza. Una vez se hace de forma casi instintiva, no resultará algo tan pesado y poco motivador.

3. Priorizar objetivos y evitar la multitarea.

Hay tareas que tienen que ser cumplidas antes que otras, y por ello se les debe dar mayor prioridad. Esto puede ser porque se acerca la fecha de la entrega o del examen.

Hay que entender que, si bien los seres humanos podemos llevar a cabo más de una tarea a la vez, en temas de estudio esto no es para nada recomendable.

Por ejemplo, tratar de estudiar matemáticas y lengua a la vez es algo muy complicado, dado que ambas asignaturas requieren de un alto grado de concentración y, si se pasa de una a otra constantemente, no se logrará asimilar el temario.


4. Fijar objetivos realistas a corto y largo plazo.

Un objetivo principal puede ser el de aprobar unas oposiciones, pero, este gran objetivo tiene que desglosarse para que se pueda llegar a cumplir.

Una buena forma de conseguirlo es tener presente cuantas asignaturas se deben estudiar, y cuántos son los temas que las constituyen. Una vez visto esto, se pueden fijar objetivos más realistas, tanto a corto como a largo plazo.

Por ejemplo, si se tienen tres meses para estudiar 40 temas, una buena forma de abordarlos es encargarse de aprender 4 cada semana. Así, cada mes se logrará tener cerca de una tercera parte de todo el temario, cumpliendo el objetivo final de ver todo el temario.

5. Planificar descansos y ocio.

Estudiar está bien, pero hacerlo de forma constante lleva al inevitable agotamiento. Todo el mundo necesita descansar y desconectar divirtiéndose. Sin embargo, estas pausas pueden ser muy arriesgadas, haciendo que se decida dejar de estudiar y pasarlo para el día siguiente.

Es por ello que, de la misma manera que se planifican las horas en las que se abre el libro, se debe decidir cuándo hacer una pausa, y que esta dure siempre el mismo tiempo.


6. Fuerza de voluntad.

La actitud con la que se afronta el estudio es algo fundamental si se quiere tener éxito. La motivación a la hora de estudiar y la fuerza de voluntad son aspectos que influyen en nuestra forma de aprender.

Si se ve como algo tedioso y aburrido, siempre se verá como algo poco deseable y no se logrará adquirir el hábito de estudio adecuadamente.


7. Planificar con antelación.

Solo se tendrá éxito si se está bien preparado, y es por ello tan importante planificar con antelación la sesión de estudio.

Ya sea estudiando desde casa o yéndose a la biblioteca, se debe preparar todo el material con suficiente antelación, preferiblemente el día de antes, dado que así se evitará improvisar en el último momento y que se olvide algún apunte o libro importante.

También es recomendable apuntar en un papel qué se va a estudiar. Uno puede creer que tiene buena memoria, pero si deja por escrito lo que debería hacer se asegura de no tener olvidos.


8. Estudiar en el espacio adecuado.

El lugar en el que se estudia puede ser fuente de concentración o, por el otro lado, un ambiente lleno de distractores.

Pero el lugar más adecuado siempre será la biblioteca, preferiblemente a solas. Si se decide estudiar con amigos, se debe hacer un esfuerzo conjunto y no entretenerse los unos con los otros.


9. Evitar interrupciones.

Si se decide estudiar en casa, debemos tener cuidado con las interrupciones de familiares o compañeros de piso, además de asegurarse de tener el móvil en silencio o, mejor, apagado.

También, en caso de estudiar con un ordenador, evitar las redes sociales o páginas que puedan suponer algún tipo de entretenimiento.

Si se escucha música, lo mejor es escoger o bien sonido ambiental, del tipo lluvia con truenos, o música melódica, más que cantada. Si es una canción, puede correrse el riesgo de estar más pendiente de lo que se canta.


10. Coherencia en el reparto de tareas.

No todas las materias requieren del mismo tiempo de estudio, dada su diferente dificultad y extensión. También puede ser el caso que a uno le cueste más una asignatura.

Primero se deben clasificar las materias en función de su dificultad, y decidir dedicarle más tiempo a las más difíciles para dejar las más fáciles para el final del día o de la semana.

El tiempo a dedicar a cada asignatura dependerá de la proximidad de las fechas de examen o entrega.


11. Ir de materias más complejas a más simples.

El cerebro, al igual que con los músculos, se acaba fatigando tras realizar una actividad. Es por ello que es mejor ir en descenso, de lo más agotador a lo menos, dado que al hacerlo al revés se corre mayor riesgo de no llegar hasta el final.

Si se es una persona que es productiva tanto por la mañana como por la noche, lo mejor que se puede hacer es dejar lo difícil para el inicio del día y lo más sencillo para antes de irse a dormir.

Si no es así y se es más productivo a unas determinadas horas del día, lo mejor es empezar por el temario más complicado para dejar para el final de la sesión lo más fácil.


12. Repasar, repasar y repasar.

Y, cómo no, el consejo final de este artículo es el de repasar una y otra vez lo estudiado.

El repaso no sirve únicamente para asentar los nuevos conocimientos, sino también hace que se sea más consciente de sus detalles y, en caso de haberlos, detectar posibles errores que se hayan cometido a la hora de elaborar los apuntes.

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